Cuando oramos nuestro corazón
se une al de Dios, él puede sentirnos
y nosotros a él.
¿QUÉ ES ORAR?
“La
oración es una conversación con Dios” (San Clemente de Alejandría), es una elevación del corazón a Dios (Sto. Tomás). Es
un encuentro interpersonal íntimo (un yo-tú) que consiste en un acto de fé y
amor.
¿Qué requiere de nosotros?
Profundidad, orar es un acto total, requiere de la integración de todo tu ser, no se ora a pedazos, y menos solamente con tus labios. Nuestra postura corporal también es importante y debe contribuir junto con un ambiente de paz y libre de tensiones.
Sinceridad y autenticidad, con nosotros mismos y con Dios. A Dios nunca lo engañamos.
Silencio Interior, Dejemos de lado todos los pensamientos que turban e inquietan nuestra mente. Callar, es morir a los ruidos exteriores para resucitar ante el rostro luminoso de Dios, es abrirnos en el íntimo punto del alma para unirnos con él.
Un espacio y tiempo oportuno, en que no nos distraigamos y podamos hacer de este un acto maduro y respetuoso. El señor lo hacía así: Levantándose muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, salió, y se fue a un lugar solitario y allí oraba (Mc. 1, 35).
Un dar, darse y comprometerse, con la verdad total, con la belleza plena, con el amor sin límites; siendo conscientes de que es el mismo Dios con quien hablamos.
Persistencia mayor en la oración. Debemos dedicarle el tiempo necesario a nuestro encuentro, un tiempo que nos permita fortalecer nuestra unión con el Señor y ponernos en contacto íntimo con él. En este espacio, no solamente podemos expresarle todo lo que está en lo profundo de nuestro corazón, sino que también Dios se manifiesta ante nosotros dándonos a conocer su voluntad pero sobre todo abriendo su corazón y mostrándonos su inmenso amor.
Jesús
nos enseñó a orar: Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de
sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a
sus discípulos". Él les dijo entonces: "Cuando oren, digan: Padre,
santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino; danos cada día nuestro pan
cotidiano; perdona nuestros
pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación". (Lc. 11 1-4)
En conclusión: ORAR ES ABRIRSE EN UN ACTO DE FE Y CONFIANZA CON DIOS, ES UN VÍNCULO QUE NOS UNE A ÉL COMO NUESTRO PADRE, COMO NUESTRO AMIGO, COMO NUESTRO SEÑOR TODOPODEROSO, ES UN VERDADERO ACTO DE AMOR EN EL QUE ÉL NOS ESCUCHA Y NOS MANIFIESTA SU VOLUNTAD.
TAMBIÉN TÚ PUEDES HACERLO HOY!